En esta entrada seguimos con la serie «Alternativas hacia un futuro sostenible» iniciada en una entrada anterior:
- Parte 1. Presentación del Problema
- Parte 2. Eficiencia Energética
- Parte 3. Energías Renovables
- Parte 4. Reducción del consumo de Energía Final
Parte 2. Aumentar la Eficiencia Energética
En palabras sencillas, podemos entender el aumento de la eficiencia de un proceso como una mejora tecnológica. De este modo, es posible hacer más con menos o al menos, lo mismo con menos. Si extrapolamos esto al ámbito de la energía, definimos la eficiencia energética como la facultad de reducir la cantidad de Energía Primaria consumida por unidad de Energía Final.
Es innegable que este concepto se ha colado en todos nuestros hogares mediante martilleantes campañas desde las administraciones, y no nos sería difícil enumerar algunas de las siguientes medidas:
- Iluminación de bajo consumo
- Etiquetado energético: electrodomésticos, edificios, etc.
- Reducción de pérdidas de energía
- Sistemas de control inteligente
- Recuperación de desechos: energía y materia (contenedores de reciclado, puntos limpios, etc.)
Todo el esfuerzo dirigido en esta dirección debe reconocerse como valioso, pero no nos podemos cegar por el brillo de tales medidas. Existe un techo, en ocasiones físicamente inalcanzable, para el aumento de la eficiencia energética en el que toma como valor la unidad. Llegados a este punto llegamos al caso límite en el que la demanda de Energía Primaria sería idéntica a la demanda de Energía Final.
Pero una vez alcanzado este techo de cristal ¿asegura este escenario la sostenibilidad energética?
Desde luego que no, ni siquiera es una condición necesaria, puesto que además se topará con los inquebrantables principios de la termodinámica poniendo límites por doquier. Sin contención de la demanda de Energía Final, de los usos energéticos, las necesidades de Energía Primaria total podrán seguir creciendo incluso ante una reducción de la eficiencia energética. Este fenómenos se conoce como la paradoja de Jevons.
Fig.1 Relación de Eficiencia Energética en el consumo total
(Paradoja de Jevons)
La paradoja de Jevons, también conocida como “efecto rebote” nos dice:
La introducción de tecnologías con mayor eficiencia energética pueden, a la postre, aumentar el consumo total de energía
Es decir, una mayor eficiencia relativa puede llevar a un mayor consumo de unidades totales y por lo tanto a un mayor consumo global. Si ponemos el ejemplo de la iluminación, podría darse que dispositivos de alumbrado más eficientes sustituyan a los dispositivos convencionales pero multiplicándolos en número y, por lo tanto, aumentando a la postre el consumo total.
Esta lógica es implacable en las actividades productivas: una máquina que produzca lo mismo con menos será impulsada por el objetivo de obtención del máximo beneficio, a producir más, por lo tanto, aumentando el consumo. Es por lo tanto fundamental, presentar una actitud crítica antes soluciones puramente tecnológicas, porque, dentro de un sistema económico que busca el mayor beneficio, es posible que un a priori efecto positivo agrave el problema mediante una realimentación negativa posterior.
Si además nos fijamos en el tratamiento que de la eficiencia energética se hace desde las administraciones (basta con ojear un poco la página del IDAE) se observa una clara predilección por las políticas de oferta frente a las políticas de demanda. Mientras que las primeras estimulan la actividad productiva, poco o nada se hace con las segundas, donde entrarían los aspectos relacionados con las costumbres sociales y hábitos de vida, dirigidos por la naturaleza consumista que sustenta el sistema productivista. El siguiente ejemplo muestra el riesgo de políticas de eficiencia aisladas de una componente transformadora más profunda.
Fig.2 Ejemplo de la paradoja de Jevons en el sector d ela automoción. Fuente
Del mismo modo, en general existe predilección por las mejoras relativas que tienden a impulsar una “transición” gradual. Sin embargo, en medio ambiente y sostenibilidad, lo importante no son las variables relativas sino las ABSOLUTAS (emisiones, base de recursos, etc.), que pueden perfectamente seguir creciendo a pesar de mejoras relativas. Es por ello que se reconoce la utilidad de la eficiencia energética como política sostenible en cuanto a su capacidad para responder a un fin, y no como un fin en sí misma.
En unos día continuaremos con la siguiente parte, relativa al incremento de la producción de energía de origen renovable.