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Cerca de 300 personas asistieron este pasado fin de semana al encuentro que hemos organizado, en este caso, junto con Somos Conexión y Som Mobilitat, para formarnos y reflexionar sobre cómo el consumo puede ser una acción más cuidadosa, justa y democrática.
Durante tres días, del 8 al 10 de noviembre, la [esc]hola se convirtió en un espacio de aprendizaje, diálogo y construcción conjunta, en el que participaron cerca de 300 personas, reflexionando sobre el papel del consumo en la transición ecosocial y la relevancia del cooperativismo en este contexto.
Esta edición de la Escola, que hemos organizado por primera vez junto con Somos Conexión y Som Mobilitat, planteó una agenda cargada de talleres, ponencias y actividades interactivas que abordaron temas esenciales desde los ejes de los cuidados, la diversidad y la conquista de nuevos derechos para las comunidades de consumo. El lema que guió toda la programación fue “El conocimiento que transforma”.
En esta edición hemos querido profundizar en la relación del consumo con la transición ecosocial y el papel del cooperativismo en este proceso.
Reflexión y compromiso desde el cooperativismo
La jornada inaugural del sábado 9 de noviembre comenzó con una mesa de bienvenida a cargo de los miembros de los Consejos Rectores de las cooperativas organizadoras: Sílvia García, de Som Energia; Sandra Castañeda, de Somos Conexióon y Víctor Luna, de Som Mobilitat. Tras la apertura, la primera ponencia reunió a las investigadoras Yayo Herrero y Maristella Svampa, en un coloquio moderado por Margalida Ramis que abordó uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo: la transición ecosocial. Bajo el tema “¿Cómo tiene que ser una transición para que sea justa y no nos consuma?”, la ponencia exploró el papel crucial de una transición que ponga en el centro a las personas y el entorno.
Maristella Svampa ofreció una mirada crítica sobre la “policrisis” actual y analizó las complejas relaciones y desigualdades entre el Norte y el Sur Global. “Actualmente algunos actores están haciendo una transición que no es suficiente, porque no cuestiona los modelos actuales de consumo, ni distribución de bienes”, señaló.
Por su parte, Yayo Herrero caracterizó la situación de crisis actual como una verdadera “guerra contra la vida” y complementó esta perspectiva con una aproximación antropológica que, incluso desde la mitología, permitió comprender mejor las raíces de nuestra relación con el consumo y el planeta. Para Herrero, la llamada transición ecosocial solo se entiende si es “justa, social y teniendo como objetivo garantizar las condiciones de vida dignas para todas las personas”.
Ambas expertas, en definitiva, coincidieron a la hora de lanzar un mensaje claro: “cada aportación que hagamos, por pequeña que sea, será mejor que no hacer nada”, al considerar que simples gestos pueden ser la “semilla de un gran cambio” que permitan transformar la realidad y hacer del futuro un lugar mejor.
Talleres y espacios de reflexión para una transición colectiva
El programa de la [esc]hola ofreció un total de 15 talleres, diseñados para explorar las distintas aristas de la transición ecosocial en torno a sus tres ejes. Estas sesiones permitieron a las personas asistentes participar activamente en debates, analizar conflictos y descubrir soluciones tanto existentes como innovadoras. La [esc]hola se ubicó en el emblemático Vapor de Prodis, y también hubo talleres en el Ateneu Candela y el Centro Cívico ca n’Aurell, lo cual facilitó que la ciudad entera se sumergiera en el ambiente participativo y reflexivo de la [esc]hola.
A lo largo de los talleres, las personas participantes pudieron adentrarse en temas como el consumo responsable, la justicia social y ambiental, y el fortalecimiento de comunidades de consumo empoderadas. Además, actividades como un “escape room” sorpresa agregaron un toque lúdico y creativo, favoreciendo que los asistentes se conectaran a través de una experiencia inmersiva.
Un futuro esperanzador a través de la intercooperación
Las tres cooperativas coincidimos en resaltar la fuerza de la intercooperación, que fue fundamental para poder tener esta primera edición de la [esc]hola con estas características. La unión de fuerzas entre cooperativas multiplica el impacto y permite construir una comunidad activa y crítica en torno al consumo responsable. Este tipo de espacios son claves para garantizar la sostenibilidad y viabilidad de nuestros proyectos a medio y largo plazo.
La [esc]hola ha sido un ejemplo de cómo la colaboración entre cooperativas puede generar un impacto positivo, promoviendo el consumo consciente y reflexivo, y fortaleciendo el compromiso de las personas con un modelo de vida más justo y respetuoso con el planeta.