Hace unos meses presentamos en la feria vasca de la sostenibilidad ambiental de Euskadi, BERDEAGO, una charla sobre alternativas al modelo energético bajo el título que cubre estas líneas. Hemos pensado recuperar del antiguo blog las entradas que hicimos como resumen de lo allí expuesto, puesto que encaja perfectamente con la alternativa de cambio que ENERGIA GARA trata de representar. Para una mayor claridad, y evitar un texto demasiado largo, hemos decidido dividir la entrada en cuatro partes que iremos sacando a lo largo de los siguientes días.
- Parte 1. Presentación del Problema
- Parte 2. Eficiencia Energética
- Parte 3. Energías Renovables
- Parte 4. Reducción del consumo de Energía Final
Parte 1. Presentación del problema
Desde un punto de vista de método científico, es habitual, para analizar y buscar soluciones, alejarse lo suficiente del objeto de estudio para tener una visión completa del mismo y de las causas que lo generan. Si aplicamos esto a nuestro planeta llegaríamos a la siguiente imagen donde se aprecian los inputs que hacen posible la vida en su superficie.
Figura 1. Vista del planeta tierra como sistema termodinámico
De tal modo, desde un punto de vista termodinámico, se puede entender nuestro planeta como un sistema cerrado en cuanto a masa y abierto en cuanto a energía. Cerrado en cuanto a masa por la naturaleza finita de los recursos materiales, esta realidad pone una clara barrera a nuestro desarrollo material. Por otro lado, tenemos un sistema abierto en cuanto a energía pues anualmente nos llega una cantidad de radiación solar equivalente a más de 6000 veces la demanda actual de electricidad del planeta.
Así, si bien el problema es grave en cuanto a la disponibilidad de materiales, no lo es tanto “aparentemente” respecto a la disponibilidad de energía. Esta disponibilidad de energía hace posible por un lado el uso directo mediante su transformación y por otro lado, su uso para una mayor explotación material (extracción, transporte, fabricación,…). Sin embargo, antes de tomar conclusiones precipitadas, es conveniente echar un vistazo a cual es la naturaleza de la explotación energética que lleva a cabo la sociedad en la actualidad, tal como se muestra en la siguiente gráfica correspondiente al consumo global de energía primaria en el 2012 facilitado por la Agencia Internacional de la Energía (IEA)
Figura 2. Distribución del uso de energía primaria mundial correspondiente a 2012. Fuente: IEA
De dicha gráfica se extrae que actualmente solo poco más del 1,1% de la energía proviene directamente del sol (en forma de radiación o de otras renovables). Llegamos a la conclusión, de que a pesar de la naturaleza a priori ilimitada del flujo de energía a la escala humana actual, nuestra sociedad se abastece de energía principalmente a partir de combustibles no renovables, es decir, de materiales. Es por ello que desde un punto de vista práctico se puede decir que «nuestra sociedad funciona como un sistema cerrado en cuanto a materiales pero también lo es en cuanto a energía». Este hecho se aprecia muy bien en la siguiente figura desarrollada por Haas et al. (2015).
Figura 3. Representación en toneladas de los flujos de materia y energía empleado en el sistema de producción global correspondientes al 2005
Esto hace que las necesidades de nuestra sociedad tengan que satisfacerse contando con los límites que impone nuestro planeta. El problema grave viene cuando se reconoce la necesidad por parte del actual sistema de un consumo creciente, como ocurre actualmente dentro de la implacable lógica del actual sistema puramente productivista. Es aquí donde uno se pregunta sobre la posibilidad de un desarrollo sostenible con estas reglas de juegos y con estos condicionantes.
Antes de entrar en materia, nos parece conveniente recuperar una de las definiciones más sensatas que tiene el término sostenibilidad, la ofrecida en 1987 por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo:
“Una sociedad sostenible es aquella que cumple las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras a satisfacer sus propias necesidades”
De este modo, si nos referimos a las necesidades de energía estamos hablando de sostenibilidad energética. Y, ¿cómo conseguir esto con el escenario descrito previamente?
Para entender la lógica de las necesidades y como estas se relacionan con la necesidad de recursos, de un modo genérico presentamos la siguiente ecuación que las relaciona introduciendo el término de eficiencia.
La eficiencia representa la calidad del proceso de conversión del recurso en necesidades es decir, lo bien que la tecnología convierte un determinado recurso en la satisfacción de una necesidad, siendo la necesidad una mesa, un teléfono móvil o una barra de pan.
Para traducir esta expresión en energía es necesario introducir la “cadena” del abastecimiento energético.
Figura 4. “Cadena” del abastecimiento energético
Mediante esta cadena, los recursos energéticos (energía primaria) son transformados y transportados a los lugares donde se realizan los usos energéticos en forma de uso energético o energía final. Esta energía final puede ser de distinta naturaleza, puede ser la energía térmica que empleamos para calentarnos, la electricidad que alimenta la tostadora, o el combustible con el que cargamos el depósito del coche.
Por otro lado, cabe hacer una separación entre recursos fósiles y renovables, pues como bien se ha explicado, los primeros son de una naturaleza limitada, mientras que existe una gran abundancia no aprovechada de lo segundos. Teniendo esto en cuenta, la ecuación anterior se transforma en la siguiente:
Para ver la magnitud del problema vamos a analizar la disponibilidad de los recursos fósiles, empleando para ellos los datos recopilados por Capellán-Pérez et al. (2014). En la siguiente gráfica representamos las estimaciones realizadas por distintos investigadores y asociaciones tanto para las reservas de petróleo y gas natural. A pesar de discrepancias en los valores absolutos, parece unánime la conclusión de que estamos rozando el pico de explotación de dichos recursos, poniendo en entredicho la durante tiempo “incuestionada” sostenibilidad energética de nuestra sociedad.
Figura 5. Estimaciones de reservas de petróleo y gas natural (Capellán-Pérez et al. 2014)
Dejamos a parte el concepto del pico de carbón, pues debido a su naturaleza, sería un tema más complejo y difícil de estimar. Sin embargo, las grandes emisiones de CO2 relacionadas con su empleo y las consecuencias del mismo sobre el cambio climático, dejan fuera la opción de que la explotación intensiva de carbón sea una posible alternativa a largo plazo.
Entonces, parece más que pertinente la necesidad de proyectar el camino hacia un futuro sostenible. Pero, y esto ¿cómo se puede articular? ¿cómo proyectar el futuro sobre un escenario de disminución de recursos fósiles? Si volvemos de nuevo a la segunda ecuación, se nos presentan tres alternativas:
- Aumentar la eficiencia energética
- Aumentar la producción mediante energías renovables
- Reducir las necesidades energéticas
En las siguientes entradas desarrollaremos estos aspectos y la relación existente entre ellos en la búsqueda de soluciones al problema energético (Parte 2 a 4).
Muy interesante. Muy pedagógico para los que no somos expertos . Gracias por vuestro trabajo.
Javi m