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¿Se puede intervenir colectivamente y transformar la realidad en sentido positivo?
Se ha instalado la creencia de que podemos volver a la normalidad. Pero, según apunta Maristella Svampa, investigadora, socióloga, activista y ambientalista argentina, “la normalidad ya no existe. La normalidad es el planeta dañado en el que habitamos, y que está al borde del colapso total”. Yayo Herrero, antropóloga, ingeniera, profesora y activista ecofeminista, rebate la idea de “reversibilidad” que está presente en muchos sectores de la sociedad, puesto que “los sistemas vivos se mueven de forma irreversible”.
En este sentido, apunta que es imposible volver al pasado, a un pasado donde el petróleo esté sin extraer y donde no haya cambio climático. Tampoco podemos volver a un pasado idealizado que jamás existió, una idea que las derechas maquillan, utilizan y de la que se aprovechan.
Yayo Herrero –que, igual que Maristella Svampa, fue ponente de la charla inaugural de la [esc]hola– apunta a otro bloqueo: “Un problema estructural grave a la hora de proponer la transición ecosocial, es que, actualmente, planea una sensación de que el futuro será distópico”. Para la pensadora, “hemos de eliminar la idea de que el futuro va a ser peor, porque el futuro no está escrito”. Alerta de que “si no hacemos nada, si el marco económico o el marco político hegemónicos actuales no son contestados ni frenados, hay muchas probabilidades de que ese futuro pueda ser muy complicado”, pero está convencida de que “el futuro va a depender de lo que construyamos”.
Svampa coincide y añade que “es posible transformar la realidad, intervenir colectivamente y transformar en sentido positivo”. Explica que en algunas zonas del Sur también se ha incorporado el “modelo de vida imperial” y plantea que los consumos deben ser diferentes. Para Svampa, en el Norte se debe consumir menos, para que en el Sur y en sectores populares se pueda consumir más, pero “a condición de que se consuma de forma diferente, puesto que no por vivir en el Sur se tiene derecho a la contaminación”.
Con el panorama actual hay una sensación de malestar generalizada que es normal y no se debe ignorar. Yayo Herrero lamenta que las izquierdas no reconozcan esta realidad de malestar, dolor y enfado, incluso de pérdida absoluta que tienen los sectores más precarios. Señala que es la derecha la que lo reconoce y lo utiliza para conectar con estos sectores. Svampa añade que, en lugar de intentar ocultarlas o ignorarlas, la rabia y la ira se deben utilizar positivamente en términos de cambio social. “Debemos plantearnos alternativas radicales. El momento de urgencia, de crisis, lo exige así”, apunta.
Para Herrero “la esperanza no es un lugar donde estar, sino que es un hacer”, y se construye colectivamente. Es una estrategia de cooperación, de construcción desde abajo y de reinventar una colaboración público-comunitaria que pase por encima de la colaboración público-privada. Herrero está convencida de que siempre es mejor hacer algo, por pequeño que sea, que no hacer nada.
Aparte de estas claves que pueden ayudar a activar la transición que buscamos, en la charla inaugural de la [esc]hola también se hizo una radiografía del panorama actual y se reflexionó sobre cómo debe ser la transición ecosocial justa y popular. Esto sirvió para llevar a cabo los talleres y sesiones posteriores.
La [esc]hola la hemos creado las cooperativas Som Energia, Somos Connexión y Som Mobilitat, como un espacio de aprendizaje, diálogo y creación conjunta por el que han pasado cerca de 300 personas para reflexionar sobre el papel del consumo en la transición ecosocial. Nos hemos centrado en tres ejes esenciales: los cuidados, la diversidad y la conquista de nuevos derechos asociados a las comunidades de consumo.
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