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Análisis sobre el Real Decreto de Autoconsumo

[També en: Català]

Con la aprovación del RD 900/2015, que supone una nueva barrera al autoconsumo, queremos hacer una recopilación de las opiniones, análisis y reflexiones que han surgido en las últimas semanas y que nos parecen destacables.

La nueva regulación va en contra del modelo de desarrollo de las energías renovables por el que nosotros trabajamos: distribuido, eficiente y con un papel activo de la ciudadanía.

En lugar de favorecer la autoproducción, en medio de la situación de crisis climática en la que nos encontramos, crea una peaje al sol que frena el acceso a un recurso al alcance de todos. Este impuesto es una penalización por el hecho de que dejaríamos de pagar una parte de la factura de electricidad si pudiéramos generar parte de nuestra energía en casa.

Pero además, sigue creando una situación de incertidumbre porque deja al aire la aplicación de este peaje para las instalaciones de menos de 10 kW (las adecuadas para un uso doméstico). De esta forma pueden afirmar que las familias no pagan (parte) del peaje pero se olvidan de decir «¡Por ahora!»

¿Quién nos asegura que no cambien las reglas del juego una vez el partido ya ha comenzado? Como bien sabemos, no sería la primera vez.

Os invitamos a leer los siguientes artículos que os ayudarán a entender mejor la situación:

Desde la cooperativa os animamos a firmar el Manifiesto por la derogación del RD 900/2015 de Autoconsumo, promovido por la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, de la cual formamos parte:

Manifiesto para pedir la derogación del nuevo Decreto

2 comments

  1. Hace unos años, escribí como lector una carta en periódico el País titulada » energías renovables y democracia» , que seguidamente paso a transcribir:

    «Aunque parezcan conceptos sin ninguna relación, las energías renovables deben convertirse por derecho propio en la fuente energética principal de toda democracia, pues, en esencia, las energías fósiles y la nuclear adolecen de los requisitos básicos que caracterizan este sistema, el respeto a los demás, la justicia y la libertad.

    Fijémonos que los países productores de petróleo y combustibles fósiles en general mantienen mayoritariamente regímenes totalitarios o poco democráticos, a la vez que sus riquezas naturales benefician en nada o en poco a sus poblaciones, pues salvo raras excepciones son sus élites las que acaparan y se benefician en exclusiva de este maná.

    Asimismo, cabe destacar que muchos de los grandes monopolios que controlan el refinado y distribución de dichos combustibles se han erigido en demasiadas ocasiones en garantes y patrocinadores de estos sistemas que daban la espalda al pueblo, e incluso a través de sus potentes lobbies de presión conseguían impulsar guerras injustas y fomentar en perjuicio de toda la humanidad un interesado negacionismo del cambio climático que está teniendo especial incidencia en los más débiles del planeta.

    La energía nuclear, al igual que sucede con las energías fósiles, es también injusta, pues genera una deuda en forma de larga contaminación que hipoteca a las futuras generaciones que deberán heredar y pagar forzosamente por un daño causado por otros.

    Las energías sucias, por tanto, desprecian a la libertad, a la justicia y la igualdad, siendo, por tanto, del todo incompatibles con los sistemas verdaderamente democráticos, motivos más que suficientes para que éstos deban adoptar como máxima prioridad no sólo una rápida transición hacia las energías limpias, sino también hacia una verdadera descentralización y democratización energética que posibilite a millones de ciudadanos consumidores convertirnos con garantías en pequeños productores energéticos verdes conectados a la red».

    Obviamente , si analizamos la política energética del gobierno central, advertiremos que al menos en materia energética, la democracia brilla por su ausencia, pues más que el interés general de la ciudadanía, la normas energéticas se rigen por los oscuros intereses del sector energético fósil que simplemente dicta la norma de conveniencia a quien gobierna.
    Es decir, sin rubor , se legisla contra la ciudadanía, contra nuestra salud , contra nuestra libertad y también por supuesto contra nuestra dignidad. Llegados a este punto, debemos preguntarnos si realmente la democracia o gobierno del pueblo es realmente el sistema político del país, o simplemente el nominalismo de conveniencia empleado para disimular al menos en materia energética un indecente oligopolio.
    La estrecha relación entre las grandes energéticas y los sucesivos gobiernos de España, ( recordemos que muchos de los que forman parte del consejo de ministros, se jubilarán con un sueldazo en el consejo de administración de alguna gran energética) explica el porque de este Real Decreto y de la extraña legislación energética que en vez de impulsar el autoconsumo i la independencia energética, opta por la dependencia fósil y arremete contra las renovables.

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